EXAMINE SUS INTENCIONES. ¿Es usted un verdadero discípulo de Jesucristo, o desea seguirle solamente dentro de los límites que usted establezca? ¿Permanece dentro de sus propias divisiones, alejado de los límites del autosacrificio? ¿Pueden estos límites apartarlo de los caminos por los que Jesús camina y, en última instancia, descalificarlo? (Vea 2 Corintios 13:5.)
A fin de decidir si seguir o no a Jesús, primeramente debemos conocer el costo. Seguir a Jesús requiere nada menos que su vida entera. Oiga la explicación de Jesús a la multitud que decidió seguirle:
Esto es lo que cuesta permanecer hasta el final. El libro de Apocalipsis dice que aquellos que han vencido no amaron sus propias vidas, incluso hasta la muerte (Ap. 12:11).
Yo podría dar varios ejemplos de hombres y mujeres cristianos quienes aún son dueños de sus vidas. Una vez, cuando estaba pastoreando, una joven se me acercó quejándose: “Pastor, tengo una autoimagen tan negativa. Por favor, ore para que mi autoestima mejore”.
La miré y dije: “¡Ese es tu problema!”.
Estaba desconcertada. Ella esperaba una prolongada sesión de consejería con una oración al final. También esperaba que fuera agradable y dulce para ayudarla a sentirse mejor sobre sí misma. Mi respuesta la sorprendió. Pero es la verdad la que nos hace libres y no solo hablar de nuestros problemas sin tratarlos de raíz.
Le pregunté: “¿Qué referencias encuentras en la Biblia sobre la autoestima o sobre una buena imagen personal? ¡Jesús dijo que a fin de seguirle, debes morir! ¡La gente muerta no tiene problemas de autoimagen! Alguna vez has visto a una persona muerta sentarse en un ataúd y decir: ¡Oigan! ¿Por qué me pusieron este traje? ¡No me gusta! ¿Y por qué arreglaron así mi cabello? ¿Qué va a pensar la gente?’. La persona está muerta, y no podría interesarle menos tales cosas, incluso si se lo colocara en una bolsa de papel dentro del ataúd. La gente que está muerta no tiene problemas de autoimagen”.
Quería mostrarle que la autoestima y la buena imagen personal no se encuentran en la Biblia. Sentirse bien con uno mismo no constituye un requisito para amar y seguir a Jesús. Sus ojos estaban puestos en las cosas temporales, no en las eternas. No podemos servir a Dios solo cuando nos sentimos bien con nosotros mismos, cuando estamos emocionados o cuando todo va según nuestros planes.
A las personas que se comportan de este modo las llamamos “amigos en las buenas”. Ahora bien, existen cristianos en las buenas que son insensatos. Tarde o temprano, tendrán que afrontar alguna situación que no se ajuste a sus parámetros. Si no están preparados, se rendirán. En sus corazones, habrán abandonado su búsqueda de Dios.
El amor de Dios no tiene límites. Si vamos a caminar con Él, debemos despojarnos de nuestras propias limitaciones. Al quitar esos límites se levantará otra barrera en el camino a su presencia.
QUITAR LOS OBSTÁCULOS
Por unos instantes, examine sus motivos para seguir a Jesucristo. ¿Está decidido a seguirle tanto en el gozo como en el sufrimiento? Espiritualmente hablando,quite toda limitación que haya establecido para con Dios. Siga al amor en sus relaciones, y pídale a Dios que profundice su intimidad con Él.
ORACIÓN
Señor mi Dios, no quiero ser un cristiano en las buenas quien solo te siga dentro de parámetros seguros. He calculado el costo de ser tu discípulo y entiendo que Jesús pagó un alto precio por mi libertad y mi vida. Anhelo seguirte cada día con todo mi corazón. Por el poder del Espíritu, suelto toda limitación que he establecido para con Dios. Quiero seguir el amor en todas mis relaciones. Desde ahora, Dios, reconozco y te agradezco porque puedes lograr mucho más de lo que pudiera pedir o incluso imaginar. Gracias, Padre celestial, por enseñarme este paso en el camino hacia la intimidad. En el nombre de Jesús, amén.
GUÍA PARA EL CAMINAR DIARIO
Mateo 16:13–27; Lucas 14”