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LECCION 45 AMOR Y FUEGO CONSUMIDOR

“Asíque,recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor.

—HEBREOS 12:28–29, RVR60

LA CONEXIÓN QUE existe entre la reverencia y el temor santo es significativa. Si el temor de Dios se limitara solamente a la reverencia, el autor no habría separado el concepto del temor santo de esta última.

También, note que el autor no concluye con “Porque nuestro Dios es un Dios de amor”, sino con “Nuestro Dios es fuego consumidor”. Esta declaración acerca de Dios corresponde al hecho de que los hijos de Israel se mantuvieron distantes de su presencia. “Si el SEÑOR nuestro Dios vuelve a hablarnos, seguramente moriremos y seremos consumidos por ese imponente fuego” (Dt. 5:25). ¡Dios no ha cambiado! ¡Sigue siendo santo y sigue siendo fuego consumidor!

Sí, Él es amor, pero también es fuego consumidor. Nuestro juicio es mucho más severo que el de Israel cuando no oímos ni obedecemos la voz de Dios. La gracia que nos ha sido dada bajo el Nuevo Testamento no es para que la usemos para vivir como nos plazca. ¿Por qué los israelitas no hicieron caso a su voz? Porque no temían a Jehová.

En nuestras iglesias, hemos enfatizado el amor de Dios y oído muy poco acerca del temor de Dios. A causa de que no se ha pre dicado todo el consejo de Dios, nuestra visión del amor se ha vuelto distorsionada.

El amor del que hemos predicado es un amor débil. No tiene el poder para guiarnos a una vida consagrada. Ha apagado nuestro fuego, dejándonos tibios. ¡Nos hemos convertido en niños malcriados quienes no respetan a sus padres! Si no crecemos en el temor del Señor, corremos el riesgo de familiarizarnos con Dios y considerar comunes las cosas que para Él son santas.

El apóstol Pablo escribió: “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” (Fil. 2:12, RVR60). ¿Dónde está nuestro temor y temblor? ¿Acaso hemos olvidado que Él es el Juez justo? ¿Hemos olvidado sus juicios? Lea atentamente la siguiente exhortación:

No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales [Israel], a ti tampoco te perdonará. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.

—ROMANOS 11:20–22, RVR60

Nos hemos vuelto expertos en su bondad. Sin embargo, no solamente debemos considerar la misma; también debemos entender la severidad de DioS. Su bondad nos acerca a su corazón y su severidad nos aleja del orgullo y toda clase de pecado.

La persona quien considere solo su bondad abandona el temor, el cual lo guardará del orgullo y de la carnalidad. Del mismo modo, la persona quien considere solo la severidad de Dios quedará fácilmente atrapada en el legalismo. Tanto el amor como el temor de Dios nos mantienen en el camino angosto de la vida.

“Estoy (John) resuelto a enfatizar que se ha descuidado este temor de Dios en nuestra iglesia moderna. De verdad amo a Dios y me gozo en ser su hijo y en el privilegio de servirle. Sé que es la bondad de Dios que nos guía a arrepentimiento (Ro. 2:4). También sé que el temor de Dios y su justicia nos impiden pecar deliberadamente.

QUITAR LOS OBSTÁCULOS

Tome un momento y considere el hecho de que Dios es tanto amor como fuego consumidor. El fuego consume la escoria y solo queda el oro puro. Deje que el fuego de la santa presencia de Dios consuma el pecado y la maldad en su vida y lo purifique para su santo servicio.

ORACIÓN

Padre celestial, tú eres el fuego que todo lo consume. Te pido que me enseñes a amarte más profundamente y temerte con todo mi corazón. Señor, ayúdame a seguir el ejemplo del rey David, quien era un hombre conforme a tu corazón. Soy consciente de que tal profundidad en mi relación contigo no proviene de una única experiencia, sino que se desarrolla durante meses y años de constantemente caminar juntos.

“Anhelo ser alguien que tenga una relación íntima contigo. Me propongo llenar mi mente y mi corazón con pensamientos sobre ti a lo largo de mi día. Quiero ser más como Jesús a diario. En el nombre poderoso de Jesús, amén.

GUÍA PARA EL CAMINAR DIARIO

Isaías 60