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LECCION 18 QUE SUCEDE SI EL PERDON RECAE?

[edgtf_button type=”simple” text=”“Pero yo digo: ¡ama a tus enemigos! ¡Ora por los que te persiguen! De esa manera, estarás actuando como verdadero hijo de tu Padre que está en el cielo. Pues él da la luz de su sol tanto a los malos como a los buenos y envía la lluvia sobre los justos y los injustos por igual. —MATEO 5:44–45″ target=”_self” icon_pack=”” font_weight=”” text_transform=””]

HACE VARIOS AÑOS, alguien en el ministerio me ofendió. La mayor ofensa no fue una única experiencia, pero una de muchas con esta persona durante un año y medio. Por medio del ayuno y la oración, finalmente, llegué al punto en el que podía orar: “Señor, perdónalo y líbralo de todo lo que ha hecho”. De inmediato mi carga se levantaba, pero era solo el comienzo de mi viaje hacia la restauración.

Algunos meses después, tuve que luchar contra algunos de los mismos pensamientos que había tenido antes de perdonar. Finalmente, le pregunté al Señor cómo impedir que estos pensamientos me hicieran retroceder a la falta de perdón. No quería vivir el resto de mi vida guardando rencor a distancia. El Señor me instruyó a que orara por el hombre quien me había herido, trayendo a memoria esos versículos que se encuentran en Mateo 5:44–45.

Así que comencé a orar. Al principio era con un tono seco y monótono, sin un ápice de pasión. Por obligación, agregaba: “Señor, bendícelo. Dale un buen día. Ayúdalo en todo lo que haga. En el nombre de Jesús, amén. Después de algunas semanas, perecía que no llegaba a ninguna parte.

Entonces una mañana el Señor me sorprendió con el Salmo 35. No tenía idea qué decía dicho salmo, así que comencé a leerlo. Cuando llegué a la mitad, pude ver mi situación.

[edgtf_button type=”outline” text=”Testigos maliciosos testifican en mi contra y me acusan de crímenes que desconozco por completo. Me pagan mal por bien y estoy enfermo de desesperación. —SALMO 35:11–12″ target=”_self” icon_pack=”” font_weight=”” text_transform=””]

Pude identificarme con David. En mi opinión, tanto este hombre como algunos de sus asociados me habían pagado mal por bien. Mi alma definitivamente estaba triste. Dios estaba usando este salmo para mostrarme mi batalla de los últimos años. Después leí: “Sin embargo, cuando ellos se enfermaban, yo me entristecía; me afligía a mí mismo ayunando por ellos, pero mis oraciones no tenían respuesta. Estaba triste como si fueran mis amigos o mi familia, como si me lamentara por mi propia madre” (Sal. 35:13–14, énfasis añadido).

David decía que estos hombres trataban de destruirlo. Lo atacaban con maldad cuando no había hecho nada para merecerlo. La respuesta de David no se basó en las acciones de los demás.

Determinado en hacer lo correcto, oró por ellos como si fueran sus hermanos cercanos o como alguien que lamenta la pérdida de su madre. Dios me estaba mostrando cómo tenía que orar por este hombre: “¡Ora pidiendo las mismas cosas para él que las que quieres que yo haga por ti! Entonces mis oraciones cambiaron completamente.

Dejé de orar: Dios, bendícelo y dale un buen día”. Mis oraciones cobraron vida. Oraba: Señor, revélate a él en una manera mayor. Bendícelo con tu presencia.

Deja que te conozca más íntimamente. Que pueda ser agradable para ti y honrar tu nombre. Oré lo que quería que Dios hiciera en mi propia vida.

Al cabo de un mes de orar apasionadamente por él, clamé en voz alta: “¡Te bendigo! ¡Te amo en el nombre de Jesús!”. Fue un clamor desde lo profundo de mi ser. He pasado de orar por él por mi propio bien a orar por él por su bien. La sanidad fue completa.

QUITAR LOS OBSTÁCULOS

Ore por todo aquel que lo haya ofendido. Comprométase a orar sobre las inquietudes de este individuo de manera constante durante las próximas semanas. Pídale a Dios que haga las mismas cosas por esta persona que usted desea que Él haga en su vida.

ORACIÓN

Señor, admito que tengo un problema recurrente con [nombre la persona]. Quisiera dejar estos problemas a los pies de la cruz, pero en mi debilidad humana, suelo volver a tomar el problema y comenzar a cargarlo de nuevo. Oro para que puedas tocar la vida de esta persona y profundizar su relación contigo. Tomo la decisión de vencer esta recaída en la falta de perdón por el poder de tu gracia. Gracias por llenar mi corazón con amor por ti y por [nombre]. Te entrego mi corazón a ti y te pido que lo cambies. Queda fuera de mi control y en tus manos. En el poderoso nombre de Jesús, amén.

GUÍA PARA EL CAMINAR DIARIO

Mateo 5