
'pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. '
Introducción
A un hombre le regalaron un par de guantes forrados de piel. Como vivía en un clima tropical y, por cierto, no necesitaba los guantes, los guardó en una gaveta y pronto se olvidó de ellos. De modo que no le servían porque no los usaba. Algún tiempo después le llamaron para que trabajara en una ciudad de clima frío y entonces se acordó de los guantes. Al fin encontraría uso para aquello que él consideraba un regalo sin utilidad.
Cuando metió la mano en uno de los guantes, sintió que algo impedía que el dedo pulgar se
acomodara en su lugar. Para su gran sorpresa, lo que impedía era un billete de cien dólares
enrollado.
Revisó los otros dedos del guante y descubrió que en cada uno de ellos había un billete de
cien dólares. Los billetes habían estado allí todo el tiempo, pero él no se había dado cuenta.
El Espíritu Santo está en la vida del creyente en todo momento.
Sin embargo, debemos sentir la necesidad de él y pedirle que nos use en la salvación de los
perdidos.

La misión es la obra de Dios, en primer lugar.
Cooperamos con él para testificar a las personas perdidas al unirnos con el Espíritu Santo y
ser fortalecidos por él.
Sin el poder y la guía del Espíritu Santo, nuestros esfuerzos de testificación son en vano.
Es posible que podamos convencer a alguien de ciertas verdades bíblicas, pero sin la
profunda obra del Espíritu Santo en su vida, se producirán pocos cambios.
Pueden cambiar sus creencias, pero no sus corazones. Puede haber una conformidad externa
con la verdad, pero no habrá una transformación que cambie la vida a la semejanza de Cristo
que solo el Espíritu Santo puede traer.
La Iglesia Primitiva El derramamiento del Espíritu Santo les permitiría compartir el mensaje de
la Cruz con un poder capaz de cambiar la vida y cambiar al mundo.
Hechos declara que estos primeros creyentes “trastornaron el mundo entero” Hechos 17:6
El apóstol Pablo agrega que el evangelio “se predica en toda la creación que está debajo del
cielo”. Colosenses 1:23.
Al presentar los apóstoles la gloria del Unigénito del Padre, tres mil almas se convencieron.
Se vieron a sí mismos tales cuales eran, pecadores y corrompidos, y vieron a Cristo como su
Amigo y Redentor. Cristo fue elevado y glorificado por el poder del Espíritu Santo que descansó sobre los hombres.
Por la fe, estos creyentes vieron a Cristo como Aquel que había soportado la humillación, el
sufrimiento y la muerte, a fin de que ellos no pereciesen, sino que tuvieran vida eterna.
La revelación que el Espíritu hizo de Cristo les impartió la comprensión de su poder y
majestad, y elevaron a él sus manos por la fe, diciendo: “Creo”.
Entonces las buenas nuevas de un Salvador resucitado fueron llevadas hasta los últimos
confines del mundo habitado. La iglesia contempló cómo los conversos fluían hacia ella de
todas direcciones. Los creyentes se convertían de nuevo. Los pecadores se unían con los
cristianos para buscar la perla de gran precio.
El Espíritu Santo será dado a todos aquellos que tengan la disposición de servir como
testigo para Cristo.
«El Espíritu Santo será derramado sobre todos los que están pidiendo el pan de vida para darlo a sus vecinos»
Los primeros discípulos entendieron que la testificación era un asunto sencillamente de
obediencia. Hechos 5:29.
Y Hechos 5:32 sería la gran condición: El Espíritu Santo ha sido «dado a los que lo obedecen».
Cuando tengamos un «pueblo iluminado, que conozca por experiencia lo que significa ser
colaboradores de Dios», cuando «la mayor parte de la iglesia colabore con Dios», «cuando
nos hayamos consagrado plenamente y de todo corazón a Dios, él lo reconocerá con un
derramamiento sin medida de su Espíritu»
2a Corintios 3:17
Conclusión
Se realizarán milagros, los enfermos sanarán y signos y prodigios seguirán a los creyentes.
» El Espíritu Santo estuvo activo en la iglesia del Nuevo Testamento y está activo en la vida de la iglesia hoy.