
'Cuando los leprosos llegaron a las afueras del campamento, entraron en una de las tiendas de campaña. Después de comer y beber, se llevaron de allí plata, oro y ropa, y fueron a esconderlo todo. Luego regresaron, entraron en otra tienda, y también de allí tomaron varios objetos y los escondieron. Entonces se dijeron unos a otros: —Esto no está bien. Hoy es un día de buenas noticias, y no las estamos dando a conocer. Si esperamos hasta que amanezca, resultaremos culpables. Vayamos ahora mismo al palacio y demos aviso.
Introducción
Para romper el hielo:
Cuando te encuentras frente a un problema difícil de resolver. ¿Qué pasos deberíamos seguir para encontrar una solución?
Cuando se hace un descubrimiento científico, como por ejemplo la fórmula para sanar una
enfermedad incurable, la ética básica exige que esa buena nueva no se mantenga en secreto.
Millones de personas estarían esperando por esa noticia para seguir viviendo.
En el Antiguo Testamento tenemos una historia por demás interesante que ilustra esta verdad,
pero aplicada en relación a la salvación de las almas.

El rey de Siria había sitiado a la ciudad de Samaria, y por lo tanto el suministro de alimento se
había cortado. La ciudad entera estaba a punto de morir de hambre. En aquel lugar había
cuatro leprosos quienes al ver el eminente destino que les espera a todos, decidieron ir a morir
en manos de los sirios, pues alegaron que era mejor morir así que morir de hambre. Sin
embargo, cuando llegaron al campamento se encontraron con la sorpresa que todo estaba
desolado.
Todo aquel gran ejército había huido durante la noche. Así que se dispusieron entrar
al campamento, y para sorpresa de los cuatro, había comida por dondequiera. Como era de
esperarse, aquellos cuatro hombres hambrientos satisficieron su necesidad, pero se sintieron
tentados a permanecer callados sobre aquella buena nueva.
La evangelización plantea la importancia de un mensaje y la necesidad de un mensajero.
Es un mensaje que no llegará solo.
Su impacto depende del instrumento.
Como si se tratara de un producto de suma necesidad, su consumo depende del vendedor.
¿Cuál fue la barrera que enfrentó el “evangelio” de esta historia? En el versículo 8 encontramos
dos veces la frase: “…y fueron y lo escondieron”.
Esta palabra es muy reveladora. Es la tendencia del corazón humano. El egoísmo ha sido una de las grandes faltas de la humanidad a través de las edades. Una vez que se satisface lo que buscamos ya nos olvidamos de los demás, o “escondemos” lo que hemos descubierto.
Cada creyente ha descubierto el tesoro del evangelio.
Todos tenemos historias distintas, pero todas ellas hablan de haber encontrado la verdad y
haber satisfecho nuestro corazón hambriento.
Pero, ¿qué hemos hecho desde entonces? A lo mejor hemos tenido la misma actitud de los
leprosos.
Una vez que hemos comido y bebido; una vez que hemos descubierto la “plata, el oro y el
vestido”, lo hemos enterrado.
Cada vez que tenemos oportunidades de hablar de lo que hemos descubierto y no lo
hacemos, estamos escondiendo el tesoro.
¿Hasta dónde conoce la gente con quienes nos asociamos todos los días que nosotros
somos gente satisfecha con el evangelio?
Cuando el Espíritu Santo impresionó la mente de los cuatro leprosos, les vino el recuerdo de
Samaria con sus hambrientos habitantes y se dijeron unos a otros: “No estamos haciendo
bien…”
v. 9. Acto seguido se convirtieron en auténticos “evangelistas”, pues fueron portadores de
buenas nuevas.
Irónicamente, los cuatro menos indicados fueron los que llevaron el “mensaje de salvación”.
Y esto concuerda con lo que alguien, tratando de definir la evangelización, dijo: “La
evangelización es un hambriento que le dice a otro dónde encontrar comida”.
La actuación de estos mensajeros nos da las pautas para la evangelización. Ellos dijeron: “Hoy
es día de buena nueva”.
El evangelio es la buena noticia que debe ser anunciada.
Las malas noticias se propagan con toda fluidez, y cuenta con muchos mensajeros.
Los mensajeros del mal no esconden sus noticias. Saben que el veneno de su contenido es
letal para detener el avance del evangelio, su peor enemigo.
Satanás ha logrado muy bien la estrategia de hacerle ver al creyente que el evangelio es
bueno, pero que no tiene necesidad de anunciarlo.
Hoy es día de buenas nueva, y nosotros no debemos callar”. Romanos 1:16 “Porque no me
avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree…”
Conclusión
“Nunca podremos ser salvados en la indolencia y la inactividad. Una persona verdaderamente
convertida no puede vivir una vida inútil y estéril.