El fruto de la justicia es árbol de vida, pero el que arrebata vidas es violento.
Introducción
Para romper el hielo:
¿Cuál es el pedido que usted hizo a Dios con gran fervor, y recibió la respuesta?
¿Cuál debería ser nuestra reacción cuando alguien nos acusa injustamente?
¿Cuándo fue la última vez que hiciste una promesa a Dios?
¿Cómo la cumpliste?
Cierto ministro había predicado un sermón muy impresionante acerca del trabajo de ganar almas. Después de esto una mujer se le acercó y le dijo: “Yo soy una pobre viuda, tengo Varios niños, y tengo que trabajar tejiendo desde muy temprano por la mañana hasta muy de noche.
¿Qué tiempo me queda para ganar almas?”
El pastor la miró bondadosamente, y le dijo: “¿Quién le trae la leche?” Ella contestó: El lechero. El pastor le preguntó: “¿Quién le trae el pan?” Ella respondió: El panadero. El pastor, sonriente, la miró y le dijo: Hermana, que Dios la ayude.
La mujer se fue a su casa, y como ya era de noche se acostó: Pero no pudo dormir ni olvidar las palabras de su pastor, y estuvo pensando en su deber de ganar almas.
A la mañana siguiente se levantó más temprano que de costumbre, y no sacó la botella vacía.
Cuando el lechero llegó y no vio dicha botella tocó en la puerta, salió la señora y con voz temblorosa le dijo al lechero:
—Escúcheme usted un momento por favor. Quiero hacerle una pregunta: ¿Alguna vez usted ha pensado en el lugar a donde irá cuando muera?
El lechero la miró con ansiosa mirada, y le dijo: —esta pregunta ha estado molestándome durante las dos últimas semana.
La señora le dijo: —Entre usted, y le diré algo sobre este asunto.
En ese lugar y en ese momento aquella señora condujo a su lechero a Cristo, y él lo aceptó como su Salvador.
En el corto espacio de un año aquella señora ayudó a veintiséis personas a que aceptarán al Señor Jesús como su Salvador personal.
“El fruto del justo es árbol de vida; Y el que gana almas es sabio”. Proverbios 11:30.
El mundo cuenta entre los sabios a quienes hacen ricos a sus amigos por medio de su habilidad en los negocios.
Pero en aquel gran día final el “Juez de todos” (He. 12:23) declarará sabios a quienes puedan decir: “He aquí, yo y los hijos que Dios me ha dado” (He. 2:13).
Ellos son mi “[…] gozo y corona de gloria” (1 Tesalonicenses. 2:19).
Bienaventurados todos aquellos que puedan decir estas palabras en ese día crucial que sellará el carácter de los hombres.
EL QUE GANA ALMAS ES SABIO, porque es la tarea más importante de todo el universo y es la que más agrada y alegra a Dios. Jesús dijo: Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento. (Lucas 15:7) …
“Sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados”. (Santiago 5:20)
Se necesita la sabiduría de Cristo para ganar almas.
La mayor satisfacción de la vida es ver a hombres, mujeres, niños y niñas salvos por la eternidad.
El hacer misión impactará el destino eterno de otras personas. Cualquier otro trabajo, otra meta, otro logro en la tierra puede ser importante, pero eso es mientras estés aquí, pero el ganar almas traerá consecuencias eternas, porque ellas vivirán para la eternidad.
Conclusión
John Wesley dijo: No tienes nada que hacer, sino salvar almas.
Por lo tanto, gasta y gástate en esta obra. Y ve, no solo a los que te necesitan, sino también a los que te necesitan más.
El asunto no es predicar unas cuantas veces y ya, ni solamente cuidar esta sociedad ni aquella, sino salvar a todas las almas que puedas, es traer tantos pecadores al arrepentimiento como puedas.
Actividad misionera para esta semana.
Lleva un amigo a la Iglesia este Domingo próximo.