

A primera vista, este versículo es una invitación prometedora para complicarte la vida.
Pedro aparentemente nos aconseja “lanzar y correr,” entregando nuestros problemas a Dios, porque Él de alguna manera está obligado a aliviarnos de las dificultades. ¿Está Pedro aconsejándonos que eludamos la responsabilidad de nuestros problemas?, ¿O es esta una lectura ingenua, especialmente cuando se refiere a las relaciones y sus inevitables angustias y conflictos?
En su contexto, este versículo realmente anima a los cristianos a ser maduros y a aceptar sus responsabilidades. Pedro identifica la clave “descargar nuestras angustias” como humildad: “Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes. Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo. Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.” (1 Pedro 5:5-7, NVI). ¿Por qué conecta Pedro nuestra ansiedad con la humildad ante Dios?