

Los palos y las piedras pueden romper tus huesos... pero las palabras pueden romper tu corazón.
Los huesos rotos sanan. Solo toma un tiempo. Cuando mi hijo tenía ocho años se rompió el brazo, tuvimos que ir al médico a rayos x. A continuación, los huesos fueron acomodados y puestos en su lugar. Luego vino el yeso para sostener todo junto. Finalmente, fue hora de volver a casa.
En los próximos días tuvo un poco de dolor, y eso requería que su madre y yo mostráramos compasión y cuidado mientras lo ayudába- mos en todas sus necesidades. Perdió el pleno uso de su brazo durante un mes o algo así, pero después volvió a jugar, a lanzar una pelota de béisbol y a trepar los árboles.