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LECCION 21: YO IRE COMO LA SAL DE LA TIERRA

»Ustedes son la sal de la tierra. Pero, si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee.

Introducción

Para romper el hielo:

Si un ángel viniera del cielo con un mensaje para usted ¿cómo reaccionaría? ¿Cuál es el pedido más difícil que Dios te ha hecho?

La Biblia abunda en símbolos, que fueron usados por el Señor para dejarnos grandes enseñanzas.

Símbolos como: La luz, la puerta, la semilla de mostaza, la Levadura, el tesoro escondido, la perla de gran precio, la red, la moneda perdida, el vestido de bodas, la sal, etc.

La sal es un elemento familiar en cualquier cultura, pues desde siempre se ha utilizado para dar sabor a la comida.

En Palestina la sal se recogía en la costa del Mediterráneo o del mar Muerto y sus cercanías.

Jesús tomó la sal para ilustrar lo que debe ser la influencia de todo cristiano sobre el mundo corrompido.

“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres”. Mateo 5:13

Si la sal se desvaneciere, se vuelve insípida. Pierde sus propiedades.

Sería tan ilógico que el cristiano perdiese sus características esenciales y todavía fuera cristiano, como que la sal perdiera su sabor y todavía se la considerara como sal y se la empleara como tal.

Si los cristianos lo son sólo de nombre, su ciudadanía nominal en el reino de los cielos se convierte en una farsa.

No son cristianos si no reflejan el carácter de Cristo, no importa cuál sea su profesión.

Cuando de la vida de un profeso cristiano desaparecen el amor, el poder y la justicia de Cristo, no hay otra fuente de la cual pueda obtener lo que le falta.

Un cristiano nominal no puede compartir con otros lo que él mismo no posee.


El cristiano no ha recibido el Evangelio de Cristo sólo para comunicarlo a los demás.

Este mundo tan insípido necesita la sal del Evangelio, la sal de nuestro buen testimonio, la sal de nuestras palabras edificantes, la sal de nuestros actos de bondad.

Necesitamos sazonar y añadir sal a nuestra comunidad.

La sal sirve para preservar

Antes de que existiera la refrigeración u otros métodos modernos para preservar los alimentos, la sal era usada con ese fin.

Vivimos en un mundo contaminado y contaminador; todo lo corrompe y destruye.

Seamos como la sal, vivamos en relación con otros para que la asociación, los preserve del mal, así como Jesús nos guarda a nosotros de caer en la tentación.

Conclusión

Este mundo insípido y corrompido por el pecado en todas sus formas, demanda esa sal pura del Evangelio que cure toda enfermedad física, emocional y espiritual. Dios quiere transformar esta sociedad enferma.

¿Pero cómo lo va a hacer? Es a través de nosotros.

Consagrémonos completamente a Dios y cumplamos las diversas funciones de la sal para salvación de todos los que nos rodean.