
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”
Introducción
Para romper el hielo:
¿Qué te llevarías tú, si tuvieras que dejar tu casa, en 5 minutos y para siempre?
El discípulo no nace, se hace. Y la formación de un discípulo no es misión imposible. Tampoco es un misterio. Es simple, si prestamos atención a las enseñanzas de Jesus.
El Señor no solo nos confió la misión de hacer discípulos sino también nos enseñó la manera de hacerlo.

Discipulado es un proceso.
No se aprende a ser discípulo en tres años. El discipulado no es un evento, ni una serie de eventos. Es un proceso largo y continuo que abarca toda la vida. Se aprende a ser discípulo mientras se es discípulo. Se crece mientras se avanza. Cada día es un nuevo día, un nuevo comienzo. El discipulado es un camino que se teje con derrotas y victorias, con lágrimas y sonrisas, con dolor y alegría. Es un permanente seguir a Jesús.
Después de resucitar, Jesús dedicó 40 días a continuar enseñando la naturaleza de su reino y al llegar el momento de su partida, sus discípulos seguían sin entender.
Esta es la realidad humana. Somos tardos para aprender las cosas espirituales. Por eso, el discipulado demanda tiempo.
El verdadero cristiano es un discípulo en proceso permanente de aprendizaje.
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. Mateo 28:19,20
Según el informe de Mateo, al dar la gran comisión, Jesús utilizó cuatro verbos: ir, hacer discípulos, bautizar y enseñar.
– El único verbo que está en imperativo es hacer discípulos, mientras los otros tres verbos son participios.
Esto significa que el énfasis de la oración está en hacer discípulos, y que las otras tres actividades dependen de esta.
ID: La traducción correcta es ‘yendo’, lo cual demuestra que la acción está en proceso.
Un acto dinámico que nos empuja a salir a buscar a los discípulos en lugar de estar esperando a que ellos vengan.
Durante los tres últimos años, el Maestro estuvo yendo con sus discípulos por Galilea, Samaria y Judea; no estuvieron restringidos a las limitaciones de un edificio localizado.
“No hemos de esperar que las almas vengan a nosotros; debemos buscarlas donde estén.
Cuando la Palabra ha sido predicada en el púlpito, la obra sólo ha comenzado. Hay multitudes que nunca recibirán el Evangelio a menos que éste les sea llevado”.
Ir es esencial.
Los perdidos espiritualmente en este mundo no están obligados a ir a la iglesia para ser rescatados. Nosotros estamos obligados a ir a ellos. La iglesia no puede descansar mientras que un grupo de personas espera por el mensaje redentor de Jesús.
Bautizándolos.
Nos regocijamos cuando alguien se bautiza, pero el bautismo no es el fin de la historia. Es solamente parte del proceso de transformar a alguien en un discípulo. Nuestra tarea es invitar a las personas a seguir a Jesús, lo cual significa creer en él, obedecer sus enseñanzas, adoptar su estilo de vida e invitar a otros a ser discípulos también.
Enseñándoles.
Es tan importante enseñar a las personas que observen lo que Cristo ha mandado, como lo es bautizar.
“En verdad, el tener fe en Cristo exige un crecimiento constante en “el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Ped. 3:18).
Si no se ejercitan las facultades mentales para comprender la voluntad revelada de Dios, no puede haber verdadero cristianismo, ni verdadero crecimiento. Por ello, la instrucción es de vital importancia, tanto antes como después del bautismo.
“A todos los recién llegados a la fe hay que educarlos en lo que atañe a su responsabilidad personal y a la actividad individual en la búsqueda de la salvación del prójimo”.
Conclusión
“El propósito de Cristo en la gran comisión no se consigue solamente cuando hemos hecho discípulos y los hemos bautizado. Los conversos deben ser enseñados.
Toda una vida de aprendizaje y de obediencia sigue a la conversión, hasta que los discípulos son hechos conforme a la imagen del Señor”.