
1»¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla sobre ti! 2Mira, las tinieblas cubren la tierra, y una densa oscuridad se cierne sobre los pueblos. Pero la aurora del Señor brillará sobre ti; ¡sobre ti se manifestará su gloria! 3Las naciones serán guiadas por tu luz, y los reyes, por tu amanecer esplendoroso.
Introducción
Para romper el hielo:
¿Qué es lo que perdiste que te gustaría recuperar?
¿Qué es lo que nunca te gustaría perder?
¿Cómo podrías recuperar lo más valioso que has perdido?
Érase una vez una pequeña vela que vivió feliz su infancia, hasta que cierto día le entró curiosidad en saber para qué servía ese hilito negro y finito que sobresalía de su cabeza. Una vela vieja le dijo que ese era su «cabo» y que servía para ser «encendida». Ser «encendida» ¿qué significaría eso? La vela vieja también le dijo que era mejor que nunca lo supiese, porque era algo muy doloroso.
Nuestra pequeña vela, aunque no entendía de qué se trataba, y aún, cuando le habían advertido que era algo doloroso, comenzó a soñar con ser encendida. Pronto, este sueño se convirtió en una obsesión. Hasta que por fin un día, “la Luz verdadera que ilumina a todo hombre”, llegó con su presencia contagiosa y la iluminó, la encendió. Y nuestra vela se sintió feliz por haber recibido la luz que vence a las tinieblas y da seguridad a los corazones. Muy pronto se dio cuenta de que haber recibido la luz constituía no solo una alegría, sino también una fuerte exigencia..

Sí. Tomó conciencia de que para que la luz perdurara en ella, tenía que alimentarla desde el interior, a través de un diario derretirse, de un permanente consumirse… Entonces su alegría cobró una dimensión más profunda, pues entendió que su misión era consumirse al servicio de la luz y aceptó con fuerte conciencia su nueva vocación.
A veces pensaba que hubiera sido más cómodo no haber recibido la luz, pues en vez de un diario derretirse, su vida hubiera sido un “estar ahí”, tranquilamente. Hasta tuvo la tentación de no alimentar más la llama, de dejar morir la luz para no sentirse tan molesta.
También se dio cuenta de que en el mundo existen muchas corrientes de aire que buscan apagar la luz.
Y a la exigencia que había aceptado de alimentar la luz desde el interior, se unió la llamada fuerte a defender la luz de ciertas corrientes de aire que circulan por el mundo.
Más aún: su luz le permitió mirar más fácilmente a su alrededor y alcanzó a darse cuenta de que existían muchas velas apagadas.
Unas porque nunca habían tenido la oportunidad de recibir la luz. Otras, por miedo a derretirse.
Las demás, porque no pudieron defenderse de algunas corrientes de aire. Y se preguntó muy preocupada: ¿Podré yo encender otras velas? Y, pensando, descubrió también su vocación de apóstol de la luz. Entonces se dedicó a encender velas, de todas las características, tamaños y edades, para que hubiera mucha luz en el mundo.
Cada día crecía su alegría y su esperanza, porque en su diario consumirse, encontraba velas por todas partes. Velas viejas, velas hombres, velas mujeres, velas jóvenes, velas recién nacidas…. Y todas bien encendidas.
Cuando presentía que se acercaba el final, porque se había consumido totalmente al servicio de la luz, identificándose con ella, dijo con voz muy fuerte y con profunda expresión de satisfacción en su rostro: ¡Cristo está vivo en mí!
“Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria”. Isaías 60:1,2
La expresión «Levántate», tiene un doble significado, y nos habla de la actitud que Dios espera de nosotros, como iglesia, en el tiempo previo al regreso de Cristo:
Ponerse en escena.
- Reconocemos que el Cristo crucificado es el centro del gran drama de la historia de la obra de Dios.
Hechos 10:43
“De este dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.”
– Comprendemos también que el próximo gran evento celestial que se aproxima será el retorno de nuestro Señor Jesucristo en gloria y majestad.
1a Tesalonicenses 4:13-18.
“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.”
– Este es un tiempo de tensión, donde Su novia está siendo preparada y Dios espera de la iglesia la actitud de «entrar en escena», de ponerse en la brecha, con un corazón dispuesto a responder a Su eterno propósito.
Ponerse en pie.
– La noche está avanzada, y muchos que deberían estar velando, se han dormido, como aquellos discípulos de Jesús en la hora del Getsemaní.
Romanos 13:11,12.
– El Señor busca siervos vigilantes, hombres y mujeres que estén en pie en medio de la noche.
– Resplandecer alude al efecto que produce la incidencia de la luz sobre un objeto.
“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Mateo 5:14-16.
– Si la iglesia resplandece, no es porque ella sea generadora de luz, sino porque posee «aquella Luz verdadera que alumbra a todo hombre».
– “Si alguna vez hubo un tiempo en la historia donde el cristiano debe levantarse y brillar, ese tiempo es ahora.
- Que nadie, por temor de perder prestigio en el mundo, oscurezca un solo rayo de luz que proviene de la Fuente de toda luz: JESUS la Luz del Mundo.
- Se requiere valor moral para hacer la obra de Dios en estos días.
- Puede ser que seamos colocados en circunstancias de grandes dificultades y pruebas, pero esto no es evidencia de que no estamos en el lugar que la Providencia nos ha asignado”
Conclusión
“Así como la luz del sol es luz, vida y bendición para todos los que viven, así los cristianos, mediante sus buenas obras, su gozo y valor, deberían ser la luz del mundo.
Así como la luz del sol disipa las tinieblas de la noche y derrama sus glorias en los valles y las montañas, así los cristianos deben reflejar el Sol de Justicia que brilla sobre ellos”.
Actividad misionera para esta semana.
Toca a la puerta de cinco de tus vecinos y pregúntales si tienen alguna necesidad de oración. Ora por ello