
Recuerda al Señor tu Dios,
porque es él quien te da el poder para producir esa riqueza.

Todo lo que tienes es un regalo de Dios, incluyendo tu habilidad de generar riqueza.
Después de todo, ¿Quién te dio las manos y el cerebro?, ¿Quién te dio talentos y habilidades?
No tendrías nada si no fuera por la gracia de Dios. Ni siquiera estarías vivo.