

Hay un punto de decisión en el que tienes que dejar de hablar y empezar a actuar. Tienes que empezar. Una vez que te has decidido que vale la pena el riesgo, te detienes.
No puedes llegar a la segunda base si no dejas la primera.
Piensa en un trapecista. El momento de la verdad es cuando se balancea hacia adelante para alcanzar la otra barra que se está balanceando hacia él. Si no se suelta, para
alcanzar la otra barra, entonces se regresa a donde empezó. Pero si se suelta, quedará
suspendido en el aire por un segundo de tiempo, a casi quince metros del piso, sujetándose de absolutamente de nada. Así es la fe.