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LECCION 75: LA SEMILLA DE PROVISION SE DEBE PLANTAR

‘El que le suple semilla al que siembra también le suplirá pan para que coma, aumentará los cultivos y hará que ustedes produzcan una abundante cosecha de justicia. ‘

2 Corintios 9:10

2 Corintios 9:10 (DHH-LA) — 10 Dios, que da la semilla que se siembra y el alimento que se come, les dará a ustedes todo lo necesario para su siembra, y la hará crecer, y hará que la generosidad de ustedes produzca una gran cosecha.

 

Introducción

– Servimos a un Dios que continuamente provee para nosotros como creyentes.
 
– Los que ponen su confianza y dependencia en El Señor, sin duda siempre experimentaran su provisión divina sobre sus vidas. El Salmista David dijo en el Salmo 37:25, “Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan.”
 
– Dios es fiel para siempre proveer en nuestra manos semillas de provisión. El nunca nos dejara sin pan para comer, o sin semilla para sembrar. 1o Reyes 17:13-16.
 
– Dios siempre nos dará los recursos para usarlos y para invertirlos en los vastos campos del evangelio. 2o Cronicas 31:10
 
¿qué hacemos con las semillas de provisión que Dios nos da?
 
– Es importante comprender que una porción de todas las semillas se deben sembrar en lo espiritual, para que luego tengamos una cosecha en el futuro.
 
Malaquias 3:7-12
 
¡siempre es una bendición sembrar y luego ver el fruto de nuestra siembra! Filipenses 4:17
 
– La Palabra de Dios, nos recuerda que del tamaño de
nuestra siembra será nuestra cosecha.
 
2a Corintios 9:6 Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.”
 
Conclusión
 
El Señor hoy nos desafía a no comernos todas la semillas, sino al contario sembrar generosamente en su reino.
 
Su promesa en Isaías 55:10 nos dice, “Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come.”
 
Tomemos el desafío y ¡experimentemos la provisión divina de Dios en nuestras vidas!