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LECCION 6 ALEGRATE EN LA MISERICORDIA DEL SENOR PARTEII

1¡Oh, qué alegría para aquellos a quienes se les perdona la desobediencia, a quienes se les cubre su pecado! 2Sí, ¡qué alegría para aquellos a quienes el Señor les borró la culpa de su cuenta, los que llevan una vida de total transparencia!
Salmo 32:1-2 NTV

La culpa no resuelta te convertirá en una persona infeliz, agotada, enojada, estresada y preocupada. En un salmo que David probablemente escribió luego de su aventura con Betsabé, el rey dijo:

Mientras me negué a confesar mi pecado, mi cuerpo se consumió, y gemía todo el día. Día y noche tu mano de disciplina pesaba sobre mí; mi fuerza se evaporó como agua al calor del verano. Salmos 32:3, 4 NTV

La culpa succiona la vida de nuestra alma. La gracia la restaura.

El apóstol Pablo se aferró a esta gracia. En la misma medida que creía en la soberanía de Dios, también dependía de su misericordia. Nadie tenía más razones que Pablo para sentir el peso de la culpa. Él había orquestado la muerte de muchos cristianos. Era la versión antigua de un terrorista: arrestaba a los creyentes y luego derramaba su sangre.

«[Pablo] perseguía a la iglesia, y entraba de casa en casa para sacar a rastras a hombres y mujeres y mandarlos a la cárcel» Hechos 8:3 DHH.

“La culpa succiona la vida de nuestra alma.”

Además, Pablo era un legalista hasta la médula. Antes de conocer a Cristo, Pablo había pasado toda su vida tratando de salvarse a sí mismo. Su salvación dependía de su perfección y desempeño.

De hecho, si otros tienen razones para confiar en sus propios esfuerzos, ¡yo las tengo aún más! Fui circuncidado cuando tenía ocho días de vida. Soy un ciudadano de Israel de pura cepa y miembro de la tribu de Benjamín, ¡un verdadero hebreo como no ha habido otro! Fui miembro de los fariseos, quienes exigen la obediencia más estricta a la ley judía. Era tan fanático que perseguía con crueldad a la iglesia, y en cuanto a la justicia, obedecía la ley al pie de la letra. Filipenses 3:4–6 NTV

Pablo tenía sangre en sus manos y diplomas religiosos en su pared. Pero entonces llegó el momento en el camino a Damasco. Jesús apareció. Y una vez Pablo vio a Jesús, ya no pudo ver más. Ya no pudo ver el valor en su currículum vitae.

Ya no pudo ver el mérito en sus méritos ni el valor en sus buenas obras. Ya no pudo ver las razones para alardear de nada de lo que había ”hecho. Y no pudo ver ninguna otra opción, sino pasar el resto de su vida hablando menos de él y más sobre Jesús. Se convirtió en el máximo poeta de la gracia.

«Sin embargo, todo aquello que para mí era ganancia, ahora lo considero pérdida por causa de Cristo» Filipenses 3:7 NVI.

«Ya no me apoyo en mi propia justicia, por medio de obedecer la ley; más bien, llego a ser justo por medio de la fe en Cristo» Filipenses 3:9 NTV.

Pablo le entregó su culpa a Jesús. Punto.

• No la adormeció, ni la escondió, ni la negó, ni la enterró, ni la castigó. Simplemente la rindió ante Jesús. Como resultado, pudo escribir:

«No pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús» Filipenses 3:13, 14 NVI.

¿Qué le diría el apóstol a un adolescente abrumado por un sentimiento de culpa?

Esto: «Alégrate en la misericordia del Señor. Confía en su capacidad para perdonar. Abandona cualquier intento de salvarte por ti mismo o justificarte. Deja ya de esconderte detrás de hojas de higuera. Sumérgete en la gracia de Cristo; solo en su gracia».

“Un santo feliz es aquel que es consciente, al mismo tiempo, de la gravedad del pecado y de la inmensidad de la gracia. El pecado no se reduce, ni tampoco la capacidad de Dios para perdonarlo.”

¿Conoces esta gracia? Si no la conoces, hemos descubierto una fuente de tu ansiedad.

– Pensaste que el problema era tu calendario, tu matrimonio, tu trabajo. En realidad, es.. es culpa sin resolver.

  • No la complazcas.
  • No te ahogues en tu propia condenación.
  • El parabrisas es más grande que el espejo retrovisor por una razón.
  • Tu futuro importa más que tu pasado.
  • La gracia de Dios es más grande que tu pecado.
  • Lo que hiciste no fue bueno. Pero tu Dios es bueno. Y él te perdonará.
  • Él está listo para escribir un nuevo capítulo en tu vida.
  • Repite con Pablo:

«olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece» (Filipenses 3:13, 14 NVI.

Un día nos presentaremos ante Dios. Todos estaremos allí. Todos tendremos que rendir cuentas por nuestra vida. Cada pensamiento, cada obra, cada acción. Si no fuera por la gracia de Dios, este pensamiento me parecería aterrador. Sin embargo, según las Escrituras,

Jesús vino a «[quitar] el pecado del mundo» Juan 1:29

Algún día, cuando comparezca ante el tribunal de Dios, voy a señalar a Cristo. Cuando presenten mi lista de pecados, haré un gesto hacia él y diré: «Él me la quitó».

Permite que te quite la tuya.