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LECCION 10 CALMA CONTAGIOSA PARTE II

ISAIAS 43:1

 

5- Cuando otros te defraudan, la amistad del Señor es la más dulce de todas.

 

Lee Salmos 25.14.

¿Tienes una amistad con el Señor?

Si puedes imaginar al Señor como un amigo fiel que te saluda temprano en la mañana para salir en una larga caminata o para conversar mientras se toman un café, ¿cómo cambiaría esto la percepción que tienes de tu situación actual?

Separa un tiempo en esta semana para encontrarte con el Señor como un amigo.

– Y descansa con la certeza de que él ve y siente mucho más que cualquier otra persona en tu vida.

 

6- Es muy raro que otro ser humano te haga sentir realmente valorado y comprendido; de hecho, es un lujo, no un derecho de nacimiento.

 

Lee Salmos 139 y haz una lista de las maneras en que Dios te conoce.

Según el texto bíblico, ¿hay algo que él no entienda sobre ti?

¿Cómo ese conocimiento afecta tus oraciones?

En los momentos cuando nos sentimos más solos, Aquel que creó nuestras «entrañas» y nos formó «en el vientre de [nuestra] madre» nos ofrece una amistad; una cercanía que no se compara con ninguna otra.

Dios creó lo más interno y lo más externo de nuestro ser. Él nos conoce emocional, física y mentalmente mejor que ninguna otra persona.

 

7- Lee esta definición de calma: «El justo será siempre recordado; ciertamente nunca fracasará. No temerá recibir malas noticias; su corazón estará firme, confiado en el Señor. Su corazón estará seguro» (Salmos 112.6–8 NVI).

 

Según estos versículos, ¿dónde se origina la ecuanimidad?

Pídele al Señor que te conceda más confianza en la cercanía de su presencia hoy.

 

“MEDITACION”

 

En la declaración máxima de comunión, Dios se llamó a sí mismo Emanuel, que significa «Dios con nosotros».

Se hizo carne. Se hizo pecado. Derrotó el sepulcro. Todavía está con nosotros. A través de su Espíritu, nos consuela, nos enseña, nos convence de culpa.

No asumas que Dios está mirando desde lejos.

El pensamiento: ¡Dios te ha abandonado! es como arena movediza.

Evítala, No cedas a esta mentira. Si lo haces, una sensación de soledad amplificará tu problema.

Una cosa es enfrentar una dificultad, ¿pero enfrentarla completamente solo? El aislamiento crea un ciclo de miedo descendente.

En lugar de esto, elige ser la persona que se aferra a la presencia de Dios con ambas manos. «El Señor está conmigo, y no tengo miedo; ¿qué me puede hacer un simple mortal?»
(Salmos 118.6 NVI).