Esta verdad se aplica a tu vida personal y tu vida laboral. Como la mayoría de las personas, probablemente hay cosas en las que eres bueno, y algunas otras cosas en las
que necesitas mejorar.
Al igual que la mayoría de las personas, probablemente eres más consciente de las debilidades en tu vida, que de las fortalezas que tienes. Es por eso que hacemos tantas promesas en año nuevo, cada 31 de Diciembre. Todos queremos mejorar.
¿Pero cómo? Hay dos formas principales con las que podemos afinar nuestras habilidades y reforzar nuestras debilidades.
Existe la manera difícil, y el camino fácil. El camino difícil es por en-
sayo y error. Este es el camino doloroso que nos hace sentir que tenemos que aprender
todo por la experiencia.
Tenemos que cometer todos los errores. Sentimos la necesidad de hacerlo todo por
nuestra cuenta.
La forma más fácil es aprender de los demás. Aprendemos de los errores, y escuchamos
sus consejos.
¿A quién tienes en tu vida para pedir consejo? Mira alrededor de tu grupo
pequeño, busca gente que admiras, personas que aman a Jesús y que te pueden ayudar.
Esta manera requiere que pidas ayuda, que busques “muchos consejeros.” Que la gente
esté a tu lado y te ofrezca ayuda y consejo significa que no tienes que llevar la carga
por tu cuenta. Tienes que compartir la sabiduría con muchas personas para ayudarlas a
resolver problemas y alcanzar sus metas.
Al pensar en tus problemas o tus debilidades, o las áreas que te gustaría mejorar,
pregúntate: “¿Estoy tratando de hacerlo todo por mi cuenta?” Si la respuesta es sí, tómate
unos minutos para escribir los nombres de algunas personas a las que puedes pedir un
consejo sabio. Después, toma el teléfono y llámalos. Estarás un paso más cerca del éxito.